“Los hombres se parecen a eses relojes de cuerda que andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas imperceptibles”. (Arthur Schopenhauer). Reloj Emilio Vergne. Finales siglo XIX – principios siglo XX.