GABINETES CIENTÍFICOS

Durante el siglo XIX algunas pequeñas villas de la provincia de A Coruña contaron con colegios privados incorporados al Instituto de Santiago y tutelados por la Universidad compostelana. Lo que hace de Cee y de su colegio una realidad educativa absolutamente diferenciada es el hecho de que en él se imparta la el segundo ciclo de enseñanza secundaria, lo que conlleva la existencia de las cátedras científicas (Física, Química e Historia Natural) y la necesidad de un material didáctico específico, costoso y que requiere locales adecuados.
El Reglamento de Segunda Enseñanza de mayo de 1859 ya establecía en su artículo 118 que, entre otras cosas, los institutos debían de contar con «un gabinete de física y un laboratorio químico con los aparatos e instrumentos indispensables para dar con fruto esta enseñanza». En el curso 1890-91, sólo unos pocos años después de su creación, el Colegio de Cee ya estaba en condiciones de cumplir estos requisitos. Durante dicho curso, con 40 alumnos matriculados en la segunda enseñanza, se imparte por primera vez el quinto curso, y en él la materia de Física y Química de la mano de D. Enrique Ortíz de Lanzagorta.
Esta mirada nostálgica al pasado nos permite valorar, más y mejor, lo que hoy se conserva en el Museo de la Fundación Fernando Blanco de Cee. Las colecciones de instrumental de física y química tienen una importancia de primer orden dentro del patrimonio histórico y científico de Galicia,

El Gabinete de Física constaba inicialmente de 277 aparatos, algunos de ellos muy novedosos en la época, agrupados en 10 secciones: -Instrumentos de Medida; -Mecánica de Sólidos (Mecánica); Mecánica de Líquidos (Hidráulica); Mecánica de Gases (Pneumática); Fonología (Acústica); Termología (Calor); Fotometría (Óptica); Magnetología; Electricidad (estática y dinámica); Metereología.
La selección de las máquinas pudo deberse al gran químico compostelano José Casares Gil, que luego sería Catedrático de Técnica Física y Análisis Químico en la Universidad de Barcelona y, sin duda ninguna, la máxima autoridad en España en lo que a técnicas instrumentales se refiere. El en aquel entonces joen José Casares impartió clase en el Colegio-Instituto de la Fundación Fernando Blanco de Lema de Cee durante algo más de tres meses, a finales del año 1888, justo antes de la adquisición de los gabinetes. Hoy en día se conservan casi 200 aparatos en muy buen estado, configurando así esta colección una de las más valiosas joyas del patrimonio histórico-científico de Galicia.

El Laboratorio de Química constaba inicialmente de: 25 instrumentos de cristal y vidrio graduados; 200 instrumentos de vidrio soplado; más de 270 instrumentos de vidrio común; 50 instrumentos de gres refractario; 50 instrumentos de porcelana; una buena colección de montajes completas para la práctica experimental.
A estos importantes medios materiales hay que añadir los más de 400 productos orgánicos e inorgánicos para las prácticas básicas que se desarrollaban en el Laboratorio.
Por desgracia, el material de vidrio es de difícil conservación, y hoy sólo podemos disfrutar de una pequeña muestra de aquella riqueza. Sin embargo, aun se conservan, entre otras cosas, una impresionante colección de frascos en azul y blanco, con etiquetas vitrificadas o rotuladas, algunos de ellos pertenecientes al botiquín del Colegio, que contaba también con los instrumentos más necesarios para las operaciones quirúrgicas más sencillas.

La concepción de las ciencias naturales en aquel entonces, no era, por supuesto, la misma que tenemos hoy en día. Se trataba básicamente de una ciencia descriptiva, preocupada por una correcta clasificación de los ejemplares de los tres reinos en los que dividían la naturaleza (vegetal, animal y mineral). Ligados a este estudio descriptivo, los gabinetes de Historia Natural de los centros de enseñanza cobraron una trascendental relevancia e importancia.
El Gabinete de Historia Natural de la Fundación Fernando Blanco de Lema fue instalado en el curso 1890-91, aunque la compra de material comienza con anterioridad. En un primer momento constaba de cerca de 400 ejemplares de animales, entre los que se incluían esqueletos de los grupos más representativos, más de 2000 conchas de moluscos, unos 500 minerales, otros tantos fósiles, y casi 1000 especies vegetales ordenadas en 9 herbarios. A pesar de que en Galicia otras colecciones reflejan el interés por recolectar materiales autóctonos, en la de Cee, si exceptuamos los insectos, los aportes locales son mínimos y esporádicos.
La primitiva colección de animales estaba formada básicamente por ejemplares europeos, en su mayoría franceses, y un alto porcentaje de especies exóticas. Desgraciadamente hasta nuestros días sólo llegaron en torno a un centenar de muestras, entre las que destaca la gran proporción de esqueletos.
Es especialmente lamentable la pérdida de la colección de insectos, que abarcaba más de 2000 ejemplares, casi la mitad de los cuales eran gallegos, recogidos y preparados por el eminente catedrático D. Jerónimo Macho Velado. Las muestras conservadas en alcohol (arácnidos, anélidos, etc) tampoco llegaron a nuestros días.
Hoy en día, a pesar de estar reducida a la mitad, aun llama poderosamente la atención la amplísima colección de conchas de moluscos, no sólo por la cantidad de ejemplares que la forman, alguno de ellos de gran interés, sinó también por su seu magnífico estado de conservación.
De la colección inicial de minerales y rocas quedan unos 380 ejemplares, no destacando éstos especialmente por su calidad, lo que nos hace suponer, viendo la categoría de las otras colecciones, que se perdieron las muestras más significativas.
La colección de fósiles se mantiene prácticamente íntegra, y de las 1000 especies vegetales, que conformaban los herbarios, sólo se perdieron 107, es decir, se conserva un 90%.
Toda esta colección se completó con un esqueleto humano y un hombre clástico, adquiridos, como la mayoría de las piezas, en París, y que se conservan perfectamente. Existían también modelos anatómicos, frecuentes en los gabinetes de la época, así como láminas para apoyar la explicación de la asignatura.